domingo, 22 de febrero de 2009

ODA AL AMOR

Amor, hagamos cuentas.
A mi edadno es posible
engañar o engañarnos.

Fui ladrón de caminos,tal vez,no me arrepiento.
Un minuto profundo,una magnolia rota
por mis dientesy la luz de la luna celestina.
Muy bien, pero, el balance?
La soledad mantuvosu red entretejida
de fríos jazminerosy entoncesla que llegó a mis brazos
fue la reina rosada de las islas.

Amor,con una gota,aunque caiga
durante toda y toda la nocturna primaverano se forma el océano
y me quedé desnudo,solitario, esperando.
Pero, he aquí que aquellaque pasó por mis brazos
como una ola
aquella que sólo fue un sabor de fruta vespertina,
de pronto parpadeó como estrella,
ardió como palomay la encontré en mi piel desenlazándose
como la cabellera de una hoguera.

Amor, desde aquel díatodo fue más sencillo.
Obedecí las órdenes que mi olvidado corazón me daba
y apreté su cinturay reclamé su boca con todo el poderío de mis besos,
como un rey que arrebata con un ejército desesperado una pequeña torre
donde crece la azucena salvaje de su infancia.

Por eso, Amor, yo creo que enmarañado y duro puede ser tu camino,
pero que vuelves de tu caceríay cuando enciendes otra vez el fuego,
como el pan en la mesa,así, con sencillez,
debe estar lo que amamos.

Amor, eso me diste.Cuando por vez primera ella llegó a mis brazos pasó como las aguas en una despeñada primavera.
Hoyla recojo.
Son angostas mis manos pequeñas las cuencas de mis ojos para que ellas recibansu tesoro,
la cascadade interminable luz, el hilo de oro,
el pan de su fragancia
que son sencillamente,
Amor, mi vida.
//
Poemas de Pablo Neruda

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